Cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis, fecha en la que distintas instituciones buscan concientizar a la población sobre los efectos nocivos que genera esta enfermedad en los pacientes que la contraen, poniendo en riesgo no solo su salud, sino que también sus vidas.
La tuberculosis es una infección causada por la bacteria llamada Bacilo de Koch (en honor a su descubridor Robert Koch), es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente al sistema respiratorio (pulmones), aunque también puede perturbar otros órganos, durante el siglo XIX fue denominada como la “peste blanca” debido a la gran cantidad de muertes que generó durante aquél periodo.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), hasta la fecha la tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más mortales del mundo, afectando a más de 30.000 personas al día y cobrando la vida de más de 4.000.
Al ser consultado sobre esta patología, el médico broncopulmonar de Clínica Andes Salud El Loa, Dr. Francisco Muñoz, explicó que “la tasa de casos nuevos de tuberculosis para este mismo año es de 14,4 casos por 100.000 habitantes, lo cual es una cifra que se ha mantenido durante los últimos años con apenas décimas de variación”.
Además, agregó que “la tuberculosis es una enfermedad muy peligrosa debido a su contagio por vía aérea y su alto nivel de afectación a cualquier órgano, principalmente los pulmones, y si no se trata oportunamente puede generar severas consecuencias o incluso la muerte”.
La forma de transmisión más recurrente de la tuberculosis es por vía aérea, mediante la inhalación de microgotas provenientes de los estornudos o la tos de una persona contagiada. Entre los factores de riesgo asociados de esta patología se encuentran:
Los síntomas de esta patología pueden ser varios dependiendo del área del cuerpo donde esta enfermedad esté presente, entre los síntomas más frecuentes de la tuberculosis se encuentran la tos intensa (acompañada con sangrado o flemas pulmonares), dolor abdominal, fatiga muscular, pérdida de peso y apetito, fiebre, escalofríos y traspiración nocturna.
Según el Dr. Francisco Muñoz “el tratamiento oportuno es clave para reducir el desarrollo de esta enfermedad, se recomienda la pesquisa continúa en todo paciente tosedor de 15 días o la realización de una prueba sencilla como la baciloscopia, seguido de un tratamiento prolongado con antibioticoterapia”.
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